San Isidro Labrador
El Día de hoy, 15 de Mayo se celebra el día de "San Isidro Labrador", santo patrono de los campesinos y de varios pueblos de nuestros Andes Venezolanos como lo son: Lagunillas, Arapuey, Boconó, Palmira del Táchira, entre otros. Llevandose a cabo en dichas localidades ferias y fiestas en honor a este Santo, con la participación de los Campesinos y Agricultores de las diferentes parroquias de la región. Realizando procesiones por parte de la Iglesia católica y desfiles inaugurales para las Frias Patronales de dichas poblaciones.
Biografía de San Isidro Labrador
(Alrededores de Madrid,
hacia 1080 - Madrid, 1130) Santo español, patrono de la Villa de
Madrid y de los agricultores. Aunque no se tienen demasiados datos
biográficos sobre el santo, parece ser que vino al mundo en el seno
de una familia humildísima, poco antes de la reconquista de Madrid,
en una casa situada donde en la actualidad se halla la calle de las
Aguas. Quedó huérfano muy pronto, así que el joven Isidro se buscó
el sustento con trabajos como el de pocero hasta que finalmente se
empleó como labrador.
Cuando Alí, rey de
Marruecos, atacó Madrid en 1110, Isidro hizo como muchos otros y se
trasladó a Torrelaguna, donde continuó con el mismo género de
vida, dedicada al trabajo y a la oración, que había llevado hasta
el momento. Fue precisamente en la parroquia de esta localidad donde
contrajo matrimonio con una joven llamada María, natural de Uceda,
cuya dote matrimonial fue una heredad en su pueblo natal, lo que fue
causa de que los esposos se establecieran allí para trabajar las
tierras por cuenta propia.
Aunque Isidro era piadoso
y devoto, su esposa no le iba a la zaga a este respecto, ni tampoco
en cuanto a laboriosidad, todo lo cual hizo -según la leyenda- que
se granjearan la predilección de Dios, que los benefició con su
ayuda innumerables veces, como cuando salvó milagrosamente a su hijo
único que había caído en un profundo pozo o cuando permitió a
María pasar a pie enjuto sobre el río Jarama y así librarse de los
infundios de infidelidad que contra ella lanzaban las gentes.
En 1119, Isidro volvió
de nuevo a Madrid, y entró a trabajar como jornalero agricultor al
servicio de un tal Juan de Vargas. Estableció su morada junto a la
Iglesia de San Andrés, donde oía la misa del alba todas las mañanas
y, luego, atravesaba el puente de Segovia -las tierras de su patrón
estaban del otro lado del Manzanares- para aprestarse al duro trabajo
de roturar la tierra con el arado. Se dice de él que daba cuanto
tenía a los menesterosos, y aún a las palomas hambrientas cedía
las migas de pan de las que se alimentaba.
Con el correr del tiempo
decidieron los esposos separarse para llevar una vida de mayor
santidad; marchó así Isidro a Madrid, mientras María quedaba en
Caraquiz consagrada al cuidado de la ermita, la cual barría y aseaba
diariamente, al tiempo que pedía limosna para costear el aceite que
alumbraba la imagen. La separación duró hasta la última enfermedad
del santo, cuando María tuvo noticia por un ángel de la muerte de
su marido. Corrió presta a la Villa y no se separó del lado de su
esposo hasta que éste exhaló su último aliento. Luego volvió a
Caraquiz y, después de unos años, también murió.
A Isidro, como pobre de
solemnidad que era, se le enterró en el cementerio de la parroquia
de San Andrés, en una tosca caja de madera sin cepillar.
Transcurridos cuarenta años, como los prodigios de Isidro seguían
corriendo de boca en boca, ante la insistencia del pueblo, se exhumó
el cuerpo y se le dio sepultura en el interior del templo. Se vio
entonces que, a pesar del tiempo transcurrido y de haber estado
expuesto a las inclemencias meteorológicas, todavía se conservaba
entero y de color tan natural como si estuviera vivo, prodigio que se
ha podido comprobar en las múltiples traslaciones que de su cuerpo
se han hecho.
Cuando Alfonso VIII vino
a Madrid tras haber derrotado al moro en las Navas de Tolosa, ordenó
que el cuerpo fuera colocado en un arca bellamente policromada con
escenas de la vida de Isidro. La beatificación, pronunciada por
Paulo V el 14 de junio de 1619, a instancias de Felipe III, fue
acontecimiento largo tiempo esperado por el pueblo madrileño; para
conmemorar el evento se celebraron grandes festejos, en el transcurso
de los cuales se inauguró la plaza Mayor.
El 19 de junio de 1622,
Isidro, que en la memoria del pueblo ya era santo, fue canonizado por
el papa Gregorio XV, junto a Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de
Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri. En 1657 el arquitecto
fray Diego de Madrid comenzó a levantar la capilla de San Isidro
-primer ejemplo del barroco madrileño-, aneja a la iglesia de San
Andrés, destinada a contener la urna del santo, cuyo traslado se
produjo definitivamente en 1669. El 4 de febrero de 1789, Carlos III
ordenó que la urna fuera instalada en el antiguo Colegio Imperial,
que pasó a llamarse entonces Iglesia Real de San Isidro, y que luego
sería la catedral de Madrid.
Iglesia San Isidro Labrador de Arapuey
Silvia Vásquez
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